Hace 19
años inició mi travesía por el ITESM, sí, 19 años. Mi hermano y yo recibimos la
que sería siempre nuestra matrícula al ingresar a la escuela de extensión del
Tec para estudiar idiomas. Desde entonces esta institución ha sido una
constante en mi vida, siendo parte fundamental de mi formación tanto académica
como personal. Sí, sí soy de quienes tienen la camiseta del Tec bien puesta y
si defiendo a capa y espada a la institución, es por todo lo que ésta me ha
dado tanto a mí como a mi familia. Orgullosamente soy la 3era generación de
Exa-Tecs en casa, mi abuelo, mis padres y yo.
Y es
que el ITESM me dio la invaluable oportunidad de conocer a quienes se
convertirían en mis mejores amigos, me dio grandes maestros que con sus
enseñanzas no sólo hicieron de mi una profesionista, sino también una mejor
persona. En el Tec reí, lloré, aprendí, me superé, me inspiré, me preparé, me
divertí, sufrí, me esforcé, bailé, soñé, dormí, amanecí, comí…¡vaya!, creo que
podría conjugar todos los verbos posibles pues el Tec se convirtió en mi hogar
y en mi segunda familia.
Me
enseñó que en esta vida no hay obstáculos más que los que uno mismo se formula,
que no hay problemas sino soluciones, que todo lo que uno se propone se puede
lograr y que nada es más grande ni más difícil de lo que uno quiere que sea.
Quien
me conoce sabe que siempre deseé estar en esta institución, precisamente para
poder ser parte del reto de seguir transformando las vidas de tantas y tantas
personas, para dejar huella e inspirar los grandes cambios sociales que tanto
se necesitan hoy. Me siento sumamente
orgullosa de ser parte del Tec y de su misión.
Así que
hoy estoy de fiesta y de manteles largos. Hoy no celebro la fundación del
ITESM, hoy celebro los grandes legados que en lo personal me ha dejado. Hoy
celebro que Tec transformó mi vida y me ayudo a ser la persona que soy hoy.
¡Por
otros 70 años más!
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